En 1983, Paco López-Barxas mantuvo una conversación literaria con la autora que se publicó en el número 58 de la revista Argumentos. Ahora se reedita aquella entrevista en volumen, junto con otras a otros escritores como Mario Benedetti, Julio Cortázar o Francisco Ayala. El diálogo gira en torno a los autores a los que Richmond venía prestando más atención en su trabajo crítico hasta ese momento: Leopoldo Alas y Ramón Gómez de la Serna.

Indagación en los principales motivos granadinos presentes en la obra de Ayala a lo largo del tiempo.

La autora reflexiona sobre la consideración de Ayala como autor granadino, a la vista de lo numerosas y complejas que resultan en su obra las huellas de su infancia y su ciudad natal.

Entrelazando recuerdos personales a partir de una vieja fotografía, la autora hace una breve pero emotiva semblanza de los tres poetas-profesores del título, protagonistas de la historia de la revista Ínsula, con ocasión de cuyo 75 aniversario se publica este artículo.

La nueva Biblioteca de autor consagrada a Francisco Ayala representa un hito en la trayectoria de uno de los grandes intelectuales y creadores españoles del siglo XX. Esta edición trae como novedades la fijación de los textos por la Fundación Francisco Ayala, el diseño de las cubiertas a cargo de Manuel Estrada y la reordenación del contenido, dispuesto por géneros y repartido en cuatro volúmenes independientes, de semejante extensión: Recuerdos y olvidos (1906-2006), Cazador en el alba. Historia de macacos. La niña de oro y otros relatos, Los usurpadores. La cabeza del cordero y Muertes de perro. El fondo del vaso. Cada uno de ellos lleva, además, un esclarecedor epílogo breve de Carolyn Richmond, donde la autora aporta algunas claves fundamentales para la lectura de la narrativa de Ayala.

Carolyn Richmond escribe una carta a su marido, once años después de su muerte, para ponerle al tanto del cumplimiento de sus últimas voluntades. Dos de ellas se han llevado a efecto ya: murió en la cama, lejos del hospital; y se le hizo "desaparecer" bajo un limonero, en Granada. Pero la tercera, o felix culpa!...

En 2005, con ocasión del IV centenario de la primera parte del Quijote y con miras a la celebración, al año siguiente, de su propio centenario, Francisco Ayala recopiló en un volumen su obra cervantina: artículos, ensayos, discursos y textos de creación literaria que a lo largo de siete décadas había ido publicando en medios diversos. El libro, al que Ayala puso por título La invención del “Quijote”. Indagaciones e invenciones cervantinas, se ofrece ahora al lector, lejos ya del ruido de las conmemoraciones, con un esclarecedor estudio analítico de Carolyn Richmond. En él afirma la autora: “Lo que pone de manifiesto el contenido de este libro de Francisco Ayala es el alcance, y variedad, de sus propios escritos inspirados en la vida y obra de Cervantes. A título personal añadiría yo que durante los treinta años largos de vida que compartí con él, solían surgir con bastante frecuencia en nuestras conversaciones alusiones cervantinas. Jamás olvidaré cómo, cuando me tocó preparar mi primer curso monográfico sobre el Quijote, Ayala insistió en que yo se lo leyera en voz alta, casi de principio a fin, para poder así ir comentándomelo él, contestando sobre la marcha mis numerosísimas preguntas. […] Solía decir Ayala, si bien en otro contexto, que «todo está en el Quijote». Tenía razón.”

A propósito del fallecimiento del crítico, catedrático y poeta Gonzalo Sobejano, ocurrida en Nueva York en abril de 2019, la autora publicó esta nota en la que rememora los orígenes y el decurso de la «amistad compleja» que los unió, marcada por su condición compartida de grandes especialistas en la obra de Leopoldo Alas, Clarín.

Fruto de un dilatado proceso de redacción, las aproximaciones de Carolyn Richmond a El jardín de las delicias de Francisco Ayala tienen un carácter excepcional por la estrecha relación, tanto afectiva como literaria, que unió a la autora a quien fuera su esposo; pero también, y sobre todo, por el rigor y la lucidez de sus planteamientos, así como por la originalidad de su enfoque y desarrollo. Más que un análisis de corte tradicional, Días felices ofrece una indagación abierta en la última, y más profundamente personal, obra de invención del escritor granadino, con la que dialoga acerca de temas como el arte, el tiempo y la relación entre literatura y realidad. En última instancia, sugiere Richmond, tanto ella como el propio Ayala y sus lectores somos cómplices en la recreación de los recortes, diálogos y evocaciones preservados en esa “arca de palabras”.
 

La autora se dirige a los estudiantes de Filología Hispánica de la Universidad de Granada, con los que días antes se había reunido para comentar La cabeza del cordero; y les propone una reflexión sobre la condición humana.

Con ocasión de su nombramiento como Hija Adoptiva de la Ciudad de Granada, la autora reflexiona sobre el tiempo vital transcurrido desde sus primeras visitas a la ciudad hasta el día de la fecha, en que Granada se ha convertido en uno de sus lugares de referencia. 

Al cumplirse cinco años de la muerte de Francisco Ayala, la autora recuerda a su marido a través de la literatura: comparte con los lectores algunos de sus recuerdos, que, recreados literariamente por Ayala, resultan ser más reales que la propia realidad, así como su literatura es el mejor reflejo de su persona. 

La autora traza un minucioso y original recorrido por la trayectoria vital y literaria de Francisco Ayala en busca de fuentes y otras referencias para su novela Muertes de perro, en un texto complementario del otro estudio, más narratológico (a cargo de José María Merino), que acompaña a la edición. El "arte literario" de todo autor, afirma Carolyn Richmond, es "fruto de lo experimentado física, racional, emocional y espiritualmente [...] a lo largo de su propio viaje vital"; y en las páginas de esta introducción desvela las "vías de expresión poética" que Ayala supo plasmar en esta novela, así como algunas de sus claves principales: el destino, el poder, la condición humana o el sugerente simbolismo de la figura del perro.

La aparición del libro Francisco Ayala en La Nación de Buenos Aires, editado por Irma Emiliozzi, da pie a la autora a reflexionar sobre la relación de Ayala con la capital argentina, donde vivió durante la década de 1940, y sobre el diálogo que mantuvo con los lectores de su más importante diario, donde continuó publicando hasta entrados los años noventa. Los diversos tipos de colaboraciones de Ayala reunidas en este volumen dan pie, como señala la autora, a apreciar el carácter poliédrico de su obra; y su extensión en el tiempo deja clara la importancia que siempre concedió Ayala a la prensa.

Carolyn Richmond ha dedicado buena parte de sus ensayos sobre Francisco Ayala «a reflexionar sobre la conversión por parte del autor de su propia experiencia en invención literaria». Aquí se vale tanto de lo escrito por Ayala en sus textos autobiográficos como de recuerdos personales de su vida en común para explorar la estrecha relación que existe en la obra ayaliana entre la experiencia estética artística y su plasmación literaria; relación que parte del primer texto publicado por Ayala (sobre Romero de Torres, en 1923) y alcanza su plenitud con El jardín de las delicias.

Texto dedicado a explorar las relaciones, tanto biográficas como literarias, de Francisco Ayala con Portugal y con su cultura, que fue una de las más inspiradoras para la creación ayaliana, como claramente se muestra en Los usurpadores.

A comienzos de noviembre de 2010, un año después de la muerte de Francisco Ayala, se presentaba en Madrid el volumen II de sus Obras completas, correspondiente a sus escritos autobiográficos. En esa ocasión leyó la autora este texto, en el que, con un denso trasfondo emocional, describe los tres libros que forman el volumen, y se detiene, entre toda la enorme variedad de símbolos y metáforas que puede encontrarse en ellos, en la del agua, reflejo fluido de una larga trayectoria intelectual y vital que finalmente vino a dar "en la mar, que es el morir".

El recorrido por los textos más puertorriqueños de Ayala, de «Historia de macacos» a «¡Aleluya, hermano!», es solo el marco que sirve a Richmond para analizar algunas de las claves presentes en toda la obra del autor, tanto técnicas, como la alternancia en el uso de diversas voces narrativas, cuanto estilísticas, como la evocación de las atmósferas por medio del ritmo literario, o temáticas, como la presencia recurrente de la música. 

La aparición, en 1982, de la edición crítica de La Quinta de Palmyra a cargo de Carolyn RIchmond supuso un cierto acontecimiento literario, pues se ponía en valor por primera vez la novelística ramoniana, hasta entonces minusvalorada a la sombra de las greguerías y del personaje que representaba su autor. En este texto, Richmond recuerda el proceso que la condujo a la preparación de aquel volumen; y, al hacerlo, ofrece interesantes pistas y reflexiones sobre la figura de Gómez de la Serna y sobre su narrativa.

Como aportación al número extraordinario de la revista Hispania por el centenario de Francisco Ayala, Carolyn Richmond propone un original recorrido biográfico y literario por su etapa neoyorquina empleando la estructura de una comedia musical. Así, con referencias constantes a On the Town, la obra con música de Bernstein y letra de Comden y Green estrenada en Broadway en 1944, se van mostrando motivos y claves contenidos en textos ayalianos como «The Last Supper», «Un pez», «Violación en Nueva York» o «Y va de cuento».

Este ensayo omnicomprensivo de la narrativa de Alas consta de dos partes: en la primera se proponen los temas cardinales en los relatos del autor y se analiza su tratamiento y desarrollo; en la segunda el análisis se detiene en algunos textos en particular, cuya selección misma, ordenada cronológicamente, puede guiar al lector por todo el resto de su obra.

La edición de cuentos y novelas cortas de Clarín en la prestigiosa colección Biblioteca Clásica de la editorial Crítica, compuesta por diecinueve relatos, es una de las más minuciosas y eruditas que se han hecho; tanto, que a veces puede resultar abrumadora.

Uno de los temas fundamentales de la obra narrativa de Clarín es el anhelo de comunicación de la intimidad. Lo verbal es insuficiente para el autor, aun siendo uno de los mayores maestros del estilo de la prosa en lengua castellana; por ello es frecuente que sus personajes recurran a otras formas de comunicación, a través del oído o de la vista, o, más sutilmente, por medio de reflejos psicológicos.

El examen de la trayectoria de Clarín como escritor permite distinguir tres etapas en las que trata de diverso modo el que es uno de sus temas predilectos: el acto de la escritura. En su época de formación retrata al escritor desde un cierto costumbrismo, normalmente con simpatía. A partir de 1882, al alcanzar su apogeo novelístico, Clarín entrará en una profunda crisis personal que dará como resultado literario el paso de la armonía narrativa a la fragmentación. Tras la publicación de Su único hijo, abandona definitivamente la novela; esta última etapa se desenvuelve a partir de la superación de la crisis, y tiene su reflejo en el tratamiento literario que hace del tema de la escritura, mucho más íntimo y espiritual.

La edición de cuentos y novelas cortas de Clarín en la prestigiosa colección Biblioteca Clásica de la editorial Crítica, compuesta por diecinueve relatos, preparada y anotada por Ángeles Ezama y con un estudio preliminar de Gonzalo Sobejano, es una de las más minuciosas y eruditas que se han hecho; tanto, que a veces puede resultar abrumadora.

Las abundantes lecturas de literatura clásica y contemporánea europea, sobre todo francesa, enriquecieron la formación y la personalidad de Clarín, que pasó la mayor parte de su vida en provincias. Su obra y su figura, sin embargo, no han llegado a ser muy conocidas en otras culturas, pese a la creciente atención que le prestan los hispanistas.

Según Adolfo Posada, Clarín fue silenciado tras su muerte por aquellos de sus contemporáneos a quienes su labor como crítico implacable había vuelto enemigos. Ese silencio se prolongó varias décadas, agravado por la condena ideológica a que el régimen de Franco lo sometió.

Clarín solo consiguió crear personajes literarios de mujer más logrados en sus relatos de madurez, y aun en estos no llegó nunca a alcanzar una verdadera identificación, un punto de vista femenino.

Leopoldo Alas, Clarín, simbolizó en el uso de su nombre real y el de su nombre de pluma la compleja personalidad entrecruzada del escritor como personaje político y la persona en su intimidad. En su obra se mezclan la voz aguda e ingeniosa del crítico que nos desafía con la voz empática del narrador que recorre los pliegues de la condición humana.

Abundan en la obra de Clarín los motivos eróticos, velados siempre por la clara conciencia de lo pecaminoso. El amor prohibido y el adulterio, temas centrales de sus dos novelas, están presentes también en muchos de sus relatos, aunque en los de sus últimos años se va imponiendo un tono más espiritual, cierta renuncia al pecado.

La figura de Clarín, silenciada durante largo tiempo, fue objeto de diversas conmemoraciones a partir de 1981, ocasiones propicias para repasar su trayectoria literaria y su obra, compuesta sobre todo por cuentos.

En la producción cuentística de Clarín se reflejan fielmente la realidad de su tiempo y la intimidad de su autor; y se abren tantos niveles de significado como cada lector sea capaz de extraer. Así puede verse en los comentarios a los 14 cuentos que forman la antología introducida por este trabajo.

La trayectoria literaria de Clarín contiene en cifra no solo su desarrollo como creador sino también su propia vida. Sus avatares biográficos determinaron en gran medida que no pudiera escribir novelas que tenía proyectadas y que tuviera que dedicarse a los cuentos; y en ellos se deja ver bien la evolución de la fuerte personalidad del autor y su proceso de creciente autoconocimiento.

Este breve texto, anticipo de los importantes estudios sobre El jardín de las delicias publicados después por la autora, señala algunas de las claves de la composición de la obra ayaliana, construida sobre "una geografía recóndita [...] donde se junta lo personal con lo universal mediante la recreación artística de espacios reales transformados, en el tiempo, por el recuerdo, el ensueño y la imaginación".

En las tres obras de Clarín que forman este volumen se reflejan tanto las circunstancias vitales de su autor como las tendencias que enmarcan la literatura europea de las últimas décadas del siglo XIX: del realismo con elementos naturalistas de La Regenta, a la crisis ya manifiesta en Su único hijo, que se resuelve en un marcado espiritualismo en El señor y lo demás, son cuentos.

Cuando aparecieron los dos volúmenes de sus Cuentos completos (Alfaguara, 2000), podía parecer extraño que treinta años atrás la obra de Clarín apenas circulara y que La Regenta no estuviera autorizada.

Panorama cronológico del desarrollo de la cuentística de Clarín, que pretende dar una visión de conjunto en la que se destaquen los muy diversos temas y tonos de los relatos, unidos, sin embargo, por una marcada coherencia estilística, que emana de la fuerte personalidad moral de su autor. El breve comentario de cada uno de los relatos contribuye a trazar el recorrido narrativo de Clarín y a que queden señalados los aspectos recurrentes que dan unidad a su obra.

La "Introducción" consta de: I. Algunas consideraciones preliminares; II. Unas oberturas y cinco Solos; III. Hacia La Regenta: Los cuentos de Pipá; IV. Época de crisis: Su único hijo y el trío de Doña Berta; V. Dedicación al cuento: El Señor y lo demás...; VI. Abundancia y conciencia narrativas: Cuentos morales; VII. La cosecha final: El gallo de Sócrates; VIII. Conclusión.

En este capítulo de una historia de la literatura española se recorre la narrativa breve de Clarín en una docena de páginas: sus más de cien cuentos y los proyectos de novelas y otros textos que quedaron inconclusos, todo ello entreverado con las circunstancias biográficas del autor y con mención de las principales fuentes bibliográficas y críticas.

La obra narrativa de Francisco Ayala fue producida por su autor a lo largo de siete décadas, y es, por su riqueza y su variedad, susceptible de ser categorizada de diversas maneras. Pero, como Richmond señala en este trabajo, por debajo de esa diversidad hay unos sólidos cimientos comunes a toda la narrativa ayaliana: hasta tal punto es constante la presencia de determinados motivos que aparecen ya en sus primeros escritos, que podría afirmarse que toda la obra de Ayala es vanguardista.

Para el lector del último tercio del siglo XIX la ópera resultaba mucho más familiar que para el de hoy. La narrativa de Clarín tiene una ambientación musical y operística cuya importancia puede pasarnos inadvertida. Conviene fijarse, en especial, en la frecuente presencia de Fausto y el diablo en muchos de sus cuentos y en sus dos novelas extensas, no solo a partir de la obra de Goethe, sino también en las versiones de Gounod, Boïto y Meyerbeer. La evolución en el tratamiento de lo musical y lo diabólico en la obra de Clarín tiene una estrecha relación con sus circunstancias vitales.

Este ensayo introductorio quisiera incitar a quien se enfrente al volumen, que contiene las cinco novelas grandes de Ramón, a una lectura desprejuiciada, inconsciente, como quería el autor. Para ello, se sugieren algunas interpretaciones y se proporcionan algunas claves, de modo abierto, para cada una de ellas, tan diferentes pero al mismo tiempo tan estrechamente relacionadas entre sí: El novelista, Cinelandia, La Quinta de Palmyra, El torero Caracho y La mujer de Ámbar. La exaltación de la realidad física, la importancia de la creación, la sensualidad, la amenaza de la muerte y constante recurso a los simbolismos son algunas de estas características comunes sobre las que se llama la atención. Se apuntan también ciertas pistas sobre la vida del autor, pues su correspondencia en estas novelas es manifiesta.

Contiene: Advertencia a la segunda edición; Prólogo; I. El escritor; II. Las relaciones interpersonales; III. La religiosidad; IV. La muerte.

La Regenta, y la propia consideración problemática del cuento como género literario, han eclipsado la extensa producción de narrativa breve de Clarín. Esta antología vino a llenar esa laguna. Los treinta relatos que la forman se distribuyen en cuatro secciones temáticas; y cada uno de ellos, además, va precedido de una breve reseña.

Notas de lectura sobre Los cuadernos de Adrián Dale, de José Luis Cano (Madrid: Orígenes, 1991).

La monografía reseñada, exhaustiva y concienzuda, se ve lastrada por un exceso de rigidez en sus premisas críticas, que, al ser aplicadas a un autor tan heterogéneo y creativo como Ramón, resultan empobrecedoras.

Una obra fundamental para comprender la complejidad creadora de Ramón Gómez de la Serna es El novelista (1923), a la que los estudiosos no han prestado por ahora suficiente atención. Se trata de un libro complejo y enigmático en el que el autor, además de ofrecer claves de su propia trayectoria vital y literaria, se sitúa como observador y juez del narrador y del proceso de creación mismo; y, al hacerlo, convierte también al lector en espectador de tal proceso, en un intrincado juego de espejos abierto a innumerables posibilidades interpretativas.

Lo más valioso del volumen reseñado es la colección de documentos reproducidos en los apéndices, de entre 1885 y 1901, que permiten revivir la polémica con que La Regenta fue recibida en su tiempo. Igualmente valiosas son las cartas reproducidas, en especial las de Galdós. Por contra, es de lamentar la ausencia de un índice onomástico que hubiera hecho más cómoda la consulta del volumen.

La edición reseñada resulta especialmente valiosa por el sólido estudio introductorio que la antecede, en el que Cardona rastrea los elementos autobiográficos de la obra, justifica su valor estético y defiende su carácter de auténtica novela, otras veces puesto en entredicho por la crítica.

El reto que asume el traductor de la obra reseñada es digno de admiración, aunque puede que inabordable: no es solo que las greguerías (aquí llamadas aforismos) sean muchas veces intraducibles, sino que cualquier antología de ellas resulta, por definición, desigual. En todo caso, una lectura ocasional y aleatoria del libro reseñado deparará sorpresas agradables.

Que Clarín era un orgulloso experto en el mundo clásico queda bien patente en su obra crítica, pero no tanto en su narrativa. Un caso excepcional, en su doble sentido, es el del romano Vario, situado en la Roma de Augusto, con un extremo cuidado en la ambientación. Clarín se sirve del personaje histórico de Vario para recrear también, junto con el ambiente de la antigüedad, la figura de un escritor de validez universal. El protagonista, atormentado por la certeza de la muerte, busca la etenidad en la poesía, en lo cual puede verse un reflejo íntimo del autor.

Clarín, que fue catedrático de Derecho Romano y conocía bien el griego y el latín, concedía a los clásicos gran relevancia pedagógica y espiritual. Esto es especialmente patente en su obra crítica.

El rastro de las ideas de Clarín sobre la mujer, entreveradas con su propia experiencia vital, puede seguirse desde sus artículos tempranos, de 1875 a 1879, pasando por los relatos con significativos personajes femeninos publicados en 1880, hasta los cuentos que forman el volumen Pipá, hasta desembocar en el gran estudio sobre la mujer que contiene La Regenta.

David Torres: Studies on Clarín: An Annotated Bibliography. Scarecrow Author Bibliographies, 79. Nueva York y Londres: Metuchen, 1987. xiv+204 páginas.

Noël M. Valis: Leopoldo Alas (Clarín): An Annotated Bibliography. Research Bibliographies and Checklists, 46. Londres y Wolfeboro: Grant and Cutler, 1986. 279 páginas.

Reseña comparativa de dos extensas bibliografías sobre Clarín aparecidas casi simultáneamente: la de Torres peca de cierta arbitrariedad en la ordenación de las referencias que la hace poco útil; la de Valis es más coherente y fácil de consultar.

Cuando un escritor es notorio, y Ramón lo era en extremo, la apreciación de su figura pública suele distorsionar la valoración de su obra literaria. La imagen pintoresca de Gómez de la Serna ha restado valor a su obra hasta dar lugar a un estereotipo; pero, si se leen de manera desprejuiciada sus novelas de los años veinte, se descubre en ellas una riqueza lírica e imaginativa singular.

Sin pretender entrar en el ámbito de los estudios de género, es patente que los personajes femeninos en la obra literaria de Ramón se definen en función de los masculinos. Sus mujeres no se caracterizan psicológicamente, sino solo por medio de algunos detalles eróticos; y lo que importa al autor no es tanto su función individual como su relación con el personaje masculino.

Uno de los propósitos de Clarín en La Regenta es llevar a cabo un estudio de la mujer en su ambiente social concreto. La evolución histórica de la sociedad y del papel de la mujer explica en parte la enorme disparidad de juicios críticos que ha merecido, aunque todos ellos coinciden en considerar a Ana Ozores una víctima. Clarín la hizo encarnar su concepción de la mujer desde la posición distante propia de un moralista.

El extenso estudio que antecede a la primera edición crítica de esta novela pretende contribuir, mediante un análisis detallado de la composición de la obra y de sus elementos constitutivos, al mejor conocimiento de la novelística de Ramón, que suele ser juzgada con ligereza cuando no es directamente desconocida. Se estudian aquí primero el contexto social y biográfico de la novela, su recepción, su relación con otras obras del autor y, con gran detenimiento, su estructura, sus personajes y las técnicas narrativas que la articulan.

En este extenso y ambicioso estudio, el autor se apoya en la obra periodística y ensayística de Clarín para ofrecer un análisis detallado de su pensamiento en relación con las corrientes  filosóficas y las actitudes religiosas imperantes en su tiempo.

A lo largo de los cincuenta números del periódico juvenil Juan Ruiz se percibe bien le proceso de aprendizaje literario de su autor. Clarín supo aprovechar su proyecto, al que se dedicó con disciplinada regularidad durante casi un año, para experimentar con diversas técnicas narrativas y con múltiples voces y puntos de vista.

En los primeros capítulos de La Regenta, pórtico de la novela, destaca el personaje de Saturnino Bermúdez. Aunque después queda relegado a secundario, da muchas pistas sobre la personalidad de su autor y sobre su manera de componer la novela; y desempeña un importante papel como contrapunto de los "sabios" protagonistas de la obra.

"Rivales" es uno de los relatos más concentrados de Clarín; en él, por medio de un artificio metaliterario, se contraponen la vanidad y la hipocresía, encarnadas en el personaje-escritor, Víctor Cano, a la entereza moral del personaje-lector, Cristina, que en cierto modo triunfa tras verse desengañada.

El lector de hoy difícilmente puede hacerse cuenta de la familiaridad que cualquier persona cultivada tendría con la ópera en tiempos de Clarín. En toda su obra aparecen frecuentes referencias musicales en general y operísticas en particular que habían de suscitar en sus lectores evocaciones poderosas e inmediatas. En La Regenta resuenan especialmente Il barbiere di Siviglia, cuya historia se refleja en la de Ana Ozores y don Víctor, y el Fausto de Gounod, en la figura del Magistral.

La edición de relatos inconclusos reseñada, a cargo de Laura Rivkin, aunque pone a disposición del lector algunos textos de Clarín de difícil acceso y es sugerente en ciertos pasajes de su estudio introductorio, adolece sin embargo de graves lagunas en la bibliografía utilizada que limitan su validez como aportación crítica.

La edición por parte de Sofía Martín-Gamero de Juan Ruiz (Periódico humorístico) supuso un acontecimiento en el ámbito clariniano. Esta audaz creación juvenil del autor, además de ser en sí misma un derroche de creatividad e ingenio, contiene muchas claves temáticas y estilísticas para iluminar su obra posterior.

El extenso estudio que antecede a la primera edición crítica de esta novela pretende contribuir, mediante un análisis detallado de la composición de la obra y de sus elementos constitutivos, al mejor conocimiento de la novelística de Ramón, que suele ser juzgada con ligereza cuando no es directamente desconocida. Se estudian aquí primero el contexto social y biográfico de la novela, su recepción, su relación con otras obras del autor y, con gran detenimiento, su estructura, sus personajes y las técnicas narrativas que la articulan.

Los personajes que pueblan Vetusta miran, observan, espían; cruzan miradas de deseo, de desafío, de desprecio; miran desde arriba, de frente o de soslayo: la actividad de mirar desempeña un importante papel en la novela, y, a través de su minuciosa descripción, Clarín logra una multiplicidad de perspectivas que amplía el universo de 'La Regenta' y lo hace más sugerente y complejo.

Aunque tantas veces se olvide, La Regenta no es la única obra literaria de Clarín, ni, por tanto, surgió en el vacío; guarda estrecha relación, en particular, con los cuentos que estaba escribiendo por los mismos años y que luego formaron el volumen Pipá, el más unitario de cuantos publicó el autor. El estudio de las relaciones entre ambos libros ilumina el desarrollo creativo de Clarín.

La ciudad de Vetusta, uno de los personajes principales de La Regenta, tuvo un pasado heroico que después se diluyó en la vulgaridad; esta degradación podría observarse también en los tres personajes masculinos principales, Quintanar, Mesía y De Pas, que son mostrados, como Vetusta, en la progresiva degeneración desde lo heroico hacia lo animal.

Esta novela es una de las más características, logradas y auténticas de la época de plenitud de su autor. Esta edición, además de ser la primera en fijar con criterios filológicos un texto del autor, permite comprender mejor su figura y su obra mediante el asedio ejemplar de su escritura, desde todos los ángulos: contexto, estructura, estilo, trama, personajes.

La gran novela de Clarín se nutre en cierta medida de personajes y situaciones de cuentos anteriores del autor. En el caso de "El diablo en Semana Santa", "El doctor Pértinax" y "Mi entierro", el traslado de motivos del cuento a la novela se produce mediante un desdoblamiento o bifurcación, muestra del uso consciente que hacía Clarín de los recursos técnicos de la escritura.

Este cuento de Clarín, musical y fúnebre, tiene un claro antecendente en el relato "El entierro de un violín", publicado unos meses antes de la fecha que da Alas para el suyo por el barcelonés Joaquín Marsillach, escritor y crítico musical hoy casi olvidado. Los ecos de su breve relato (que se reproduce como apéndice al final del artículo) son patentes en el de Clarín, más elaborado.

Hombre inteligente y recatado, Julio Gómez de la Serna se entregó abnegadamente al ejercicio de la traducción literaria durante toda su vida, pero su carácter y la sombra que sobre él proyectaba su hermano Ramón no permitieron que jamás se envaneciera, aunque por el alcance y por la calidad de su trabajo bien podría haberlo hecho.

La aparición del segundo volumen de Clarín político, estudios y selecciones de los artículos de prensa de Alas a cargo de Yvan Lissorgues, permite ampliar la perspectiva y valorar en su justo término la importancia del trabajo de Lissorgues para el completo conocimiento de la obra de Clarín.

La correspondencia de Clarín con sus editores entre 1884 y 1893, Fernando Fe y Manuel Fernández Lasanta, revela la intensidad de la crisis personal y creadora por la que atraviesa el autor; y permite establecer con bastante precisión el accidentado proceso de escritura de Su único hijo, y cómo convivió esta novela en la cabeza de Clarín con otras que habían de formar una trilogía con ella, pero que no llegó a escribir.

El mismo año en que está fechado "Un documento", 1882, publicó Clarín el ensayo "Sobre el Naturalismo". El cuento puede verse como una aplicación práctica de los preceptos teóricos del ensayo; y también como una demostración literaria de cómo superar un naturalismo reduccionista que solo toma al hombre o su medio en abstracto, ejemplificado en la novela que escribe el protagonista.

Clarín, asiduo lector de la literatura francesa contemporánea, mencionó en dos textos suyos, de 1886 y de 1901, la novela corta Monsieur Parent, de Maupassant, la cual también tiene puntos en común con Su único hijo, menos explícitos pero más sugerentes.

Esta novela es una de las más características, logradas y auténticas de la época de plenitud de su autor. Esta edición, además de ser la primera en fijar con criterios filológicos un texto del autor, permite comprender mejor su figura y su obra mediante el asedio ejemplar de su escritura, desde todos los ángulos: contexto, estructura, estilo, trama, personajes.

En la trayectoria de Clarín como creador y como crítico está siempre presente la dimensión moral. Esto se compagina bien con las principales corrientes literarias de su tiempo, como el naturalismo, pero no tanto con alguna otra, como el decadentismo francés; Clarín, autor consciente, adopta elementos de aquí y de allá, y los incorpora a su propia y compleja obra.

La producción de narrativa breve de Clarín, tan extensa y variada en temas, tonos, ambientes y personajes, se caracteriza también por su profunda unidad estilística; y su conjunto ofrece una visión panorámica de la trayectoria del autor.

Clarín no llegó a cumplir su deseo juvenil de ser actor, ni tampoco el deseo adulto de ser dramaturgo; pero como crítico y como narrador siempre tuvo el teatro en el centro de sus intereses. El mejor ejemplo de ello quizá sea "La Ronca", en el que el autor proyecta parte de su personalidad en la figura fuerte del crítico Baluarte, y otros aspectos más íntimos en la actriz que da nombre al relato.

Esta del profesor Sobejano reúne las mejores virtudes de toda buena edición crítica: rigor y sensibilidad filológica para fijar el texto, profundidad y erudición en el estudio introductorio, y claridad y pertinencia en las notas explicativas.

Clarín escribió su segunda y última novela, Su único hijo, de manera discontinua, a lo largo de cinco años. Estaba concebida como introducción a una trilogía que no llegó a escribirse, entre otras razones, porque el autor atravesó en ese tiempo una profunda crisis personal, que se refleja en el tono de la historia y el trazo de los personajes de esta singularísima obra, que requiere un acercamiento global.

El tiempo entre la publicación de La Regenta (1884-85) y la de Su único hijo (1891) se caracteriza más por las obras que Clarín proyectó que por las que efectivamente escribió. Ello se explica en gran medida por la crisis física y emocional que atravesó Clarín en esos años, lo que, además, se refleja en la segunda novela y en Bonifacio Reyes, su protagonista.

Su único hijo, la segunda y última novela de Clarín, tiene numerosos puntos en común con “Amor’ è furbo”, uno de sus primeros cuentos, que puede considerarse su antecedente. Pero, al mismo tiempo, la distancia que hay entre ambos textos en el tono y en la intención son reveladores de la nueva estética literaria que se abre paso durante la segunda mitad de la década de 1880, así como de la profunda crisis que sufre el autor tras la publicación de La Regenta.

¿Puede el protagonista de Su único hijo ser la respuesta literaria de Clarín a los ataques del periodista Luis Bonafoux, que lo acusaba de haber plagiado a Flaubert en La Regenta?

El tiempo que media entre la publicación de La Regenta (1884-85) y la de Su único hijo (1891) se caracteriza más por las obras que Clarín proyectó que por las que efectivamente escribió. Ello se explica en gran medida por la crisis física y emocional que atravesó el autor en esos años, lo que, además, se refleja en la segunda novela y en Bonifacio Reyes, su protagonista.