Coincidiendo con el cincuenta aniversario del fallecimiento de Ramón Gómez de la Serna, Carolyn Richmond clausuró un coloquio en torno a su figura en la Fundación Ortega y Gasset. Este texto –en el que se basó dicha intervención– pondera la figura de Ramón, cuya «obra narrativa brillante y original» no goza del reconocimiento que merece, según expresa la autora.

La aparición, en 1982, de la edición crítica de La Quinta de Palmyra a cargo de Carolyn RIchmond supuso un cierto acontecimiento literario, pues se ponía en valor por primera vez la novelística ramoniana, hasta entonces minusvalorada a la sombra de las greguerías y del personaje que representaba su autor. En este texto, Richmond recuerda el proceso que la condujo a la preparación de aquel volumen; y, al hacerlo, ofrece interesantes pistas y reflexiones sobre la figura de Gómez de la Serna y sobre su narrativa.

Este ensayo introductorio quisiera incitar a quien se enfrente al volumen, que contiene las cinco novelas grandes de Ramón, a una lectura desprejuiciada, inconsciente, como quería el autor. Para ello, se sugieren algunas interpretaciones y se proporcionan algunas claves, de modo abierto, para cada una de ellas, tan diferentes pero al mismo tiempo tan estrechamente relacionadas entre sí: El novelista, Cinelandia, La Quinta de Palmyra, El torero Caracho y La mujer de Ámbar. La exaltación de la realidad física, la importancia de la creación, la sensualidad, la amenaza de la muerte y constante recurso a los simbolismos son algunas de estas características comunes sobre las que se llama la atención. Se apuntan también ciertas pistas sobre la vida del autor, pues su correspondencia en estas novelas es manifiesta.

La monografía reseñada, exhaustiva y concienzuda, se ve lastrada por un exceso de rigidez en sus premisas críticas, que, al ser aplicadas a un autor tan heterogéneo y creativo como Ramón, resultan empobrecedoras.

Una obra fundamental para comprender la complejidad creadora de Ramón Gómez de la Serna es El novelista (1923), a la que los estudiosos no han prestado por ahora suficiente atención. Se trata de un libro complejo y enigmático en el que el autor, además de ofrecer claves de su propia trayectoria vital y literaria, se sitúa como observador y juez del narrador y del proceso de creación mismo; y, al hacerlo, convierte también al lector en espectador de tal proceso, en un intrincado juego de espejos abierto a innumerables posibilidades interpretativas.

La edición reseñada resulta especialmente valiosa por el sólido estudio introductorio que la antecede, en el que Cardona rastrea los elementos autobiográficos de la obra, justifica su valor estético y defiende su carácter de auténtica novela, otras veces puesto en entredicho por la crítica.

El reto que asume el traductor de la obra reseñada es digno de admiración, aunque puede que inabordable: no es solo que las greguerías (aquí llamadas aforismos) sean muchas veces intraducibles, sino que cualquier antología de ellas resulta, por definición, desigual. En todo caso, una lectura ocasional y aleatoria del libro reseñado deparará sorpresas agradables.

Cuando un escritor es notorio, y Ramón lo era en extremo, la apreciación de su figura pública suele distorsionar la valoración de su obra literaria. La imagen pintoresca de Gómez de la Serna ha restado valor a su obra hasta dar lugar a un estereotipo; pero, si se leen de manera desprejuiciada sus novelas de los años veinte, se descubre en ellas una riqueza lírica e imaginativa singular.

Sin pretender entrar en el ámbito de los estudios de género, es patente que los personajes femeninos en la obra literaria de Ramón se definen en función de los masculinos. Sus mujeres no se caracterizan psicológicamente, sino solo por medio de algunos detalles eróticos; y lo que importa al autor no es tanto su función individual como su relación con el personaje masculino.

El extenso estudio que antecede a la primera edición crítica de esta novela pretende contribuir, mediante un análisis detallado de la composición de la obra y de sus elementos constitutivos, al mejor conocimiento de la novelística de Ramón, que suele ser juzgada con ligereza cuando no es directamente desconocida. Se estudian aquí primero el contexto social y biográfico de la novela, su recepción, su relación con otras obras del autor y, con gran detenimiento, su estructura, sus personajes y las técnicas narrativas que la articulan.

El extenso estudio que antecede a la primera edición crítica de esta novela pretende contribuir, mediante un análisis detallado de la composición de la obra y de sus elementos constitutivos, al mejor conocimiento de la novelística de Ramón, que suele ser juzgada con ligereza cuando no es directamente desconocida. Se estudian aquí primero el contexto social y biográfico de la novela, su recepción, su relación con otras obras del autor y, con gran detenimiento, su estructura, sus personajes y las técnicas narrativas que la articulan.

Esta novela es una de las más características, logradas y auténticas de la época de plenitud de su autor. Esta edición, además de ser la primera en fijar con criterios filológicos un texto del autor, permite comprender mejor su figura y su obra mediante el asedio ejemplar de su escritura, desde todos los ángulos: contexto, estructura, estilo, trama, personajes.

Hombre inteligente y recatado, Julio Gómez de la Serna se entregó abnegadamente al ejercicio de la traducción literaria durante toda su vida, pero su carácter y la sombra que sobre él proyectaba su hermano Ramón no permitieron que jamás se envaneciera, aunque por el alcance y por la calidad de su trabajo bien podría haberlo hecho.

Esta novela es una de las más características, logradas y auténticas de la época de plenitud de su autor. Esta edición, además de ser la primera en fijar con criterios filológicos un texto del autor, permite comprender mejor su figura y su obra mediante el asedio ejemplar de su escritura, desde todos los ángulos: contexto, estructura, estilo, trama, personajes.